Nuevos datos apuntan a que sería eficaz y segura a largo plazo para la esteatosis no alcohólica en pacientes con diabetes tipo 2. Se investiga el efecto de otros antidiabéticos para esta comorbilidad frecuente para la que no existe terapia específica.

La esteatosis hepática no alcohólica (EHNA) es una comorbilidad frecuente de la diabetes tipo 2 que carece de tratamiento específico. Aunque estudios previos ya habían apuntado que el antidiabético pioglitazona tendría efectos beneficiosos en el hígado, ahora, un nuevo ensayo, publicado a finales de junio en Annals of Internal Medicine, revela que sería eficaz y segura a largo plazo.

Entre el 50 y el 75 por ciento de diabéticos tipo 2 presentarían ENHA, apunta a CF José Javier Mediavilla, coordinador del Grupo de Diabetes de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Describe la ENHA como “la manifestación hepática del síndrome metabólico”, caracterizada por el elevado contenido intrahepático de triglicéridos que se relaciona, a su vez, con resistencia a la insulina.

JUNTO CON LA DIETA

Investigadores del Centro Médico de Asuntos de Veteranos en San Antonio (Texas, Estados Unidos) reclutaron a 101 pacientes a los que se prescribió una dieta hipocalórica y se dividió en dos grupos para recibir pioglitazona (45 mg/día) o un placebo. A los 18 meses, el 58 por ciento del grupo de tratamiento activo alcanzó el objetivo primario (reducción de al menos dos puntos en el índice NAS de esteatosis sin empeoramiento de la fibrosis) y en el 51 se resolvió la ENHA. En los 34 pacientes que continuaron el antidiabético otros 18 meses más (ver tabla), los porcentajes fueron mayores (68 y 59) y mantenidos durante 36 meses.

La terapia se asoció con mejorías en marcadores histológicos y metabólicos, entre otros, la sensibilidad a la insulina y el contenido hepático de triglicéridos, pero también con un incremento del peso de 2,5 kg.

El vicepresidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED), Antonio Pérez Pérez, resalta que aunque los resultados sobre eficacia fueran "previsibles", resultan "sorprendentes en cuanto al grado de eficacia" y podrían colocar a la pioglitazona en segunda línea tras la metformina en pacientes con ambas comorbilidades.

Mediavilla coincide en que este estudio refuerza la indicacion de la la pioglitazona como "fármaco de elección en diabetes y ENHA”. Este fármaco “actúa incrementando la sensibilidad a la insulina y, tanto en personas con diabetes como en no diabéticos, mejora los niveles de transaminasas, la esteatosis y la esteatohepatitis”.

Aunque Juan Caballería, coordinador de Docencia del Ciber de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (Ciberehd), y el investigador Ricardo García-Mayor, de la Fundación Biomédica Galicia Sur, destacan el interés del estudio, señalan sus limitaciones, como el que se realizara en un único centro o el número de participantes. A esto se añade el que los sujetos de los ensayos son “la mayoría de las veces, muy diferentes a los de la práctica diaria”, advierte García-Mayor.

Además, alerta, el incremento del peso en el diabético no es menor. Este medicamento, que se ha asociado a insuficiencia cardiaca y fracturas, volvía a relacionarse con el cáncer de vejiga en marzo en un estudio aparecido en The British Medical Journal, aunque otras investigaciones no han hallado este nexo.

"FÁRMACO INFRAUTILIZADO"

Para Pérez Pérez, este fármaco, aprobado hace quince años, "está claramente infrautilizado como resultado de la infravaloración de su eficacia y la percepción de riesgo excesivo". Apunta que junto a estos nuevos datos en ENHA, hay nuevas evidencias de su papel en la prevención de eventos cardiovasculares e ictus que entiende "modificarán la práctica clínica en lo que concierne a la selección del tratamiento hipoglucemiante en los pacientes con diabetes tipo 2".

Así, en febrero aparecían en The New England Journal of Medicine (NEJM)resultados del ensayo Iris en prevención secundaria en pacientes con resistencia a la insulina pero sin diabetes franca que habían sufrido un ictus, que demostró que reducía la recurrencia de enfermedad cerebrovascular y la incidencia de infarto de miocardio.

En cuanto a una posible indicación en no diabéticos, Caballería expone que el ensayo Pivens, publicado en NEJM en 2010, mostró “un efecto beneficioso en la reducción de la resistencia a la insulina, en parámetros bioquímicos y lesiones histológicas”. Los beneficios fueron similares a los que mostró en el estudio la vitamina E y, de nuevo, el efecto adverso “más destacable” fue el aumento de peso.

Volviendo a la diabetes, Caballería apunta que se investiga, en ensayos de fase II y III, el efecto sobre la ENHA de antidiabéticos análogos de GLP-1 e inhibidores de la DPP-4. “Del resultado de estos estudios dependerá la pauta aconsejable para el tratamiento de diabetes y la EHNA”.