Hay una tendencia que está ganando popularidad: el uso de sensores de glucosa por personas que no tienen diabetes.
Primero, hablemos de qué son estos dispositivos. Los sensores de glucosa o medidores continuos de glucosa (MCG) nos permiten monitorear los niveles de glucosa en tiempo real, lo que es crucial para quienes viven con diabetes. Nos ayudan a gestionar la enfermedad y mejorar nuestra calidad de vida, evitando complicaciones como la hiperglucemia nocturna. Pero, ¿qué pasa cuando personas sin diabetes los utilizan?
Últimamente, algunos famosos y influencers han popularizado el uso de MCG para controlar cómo afecta la alimentación a sus niveles de glucosa y adaptar sus dietas. A primera vista, parece útil, pero no es tan sencillo. Los dispositivos están diseñados para quienes los necesitan por su condición médica, no están subvencionados para el uso general y tienen un costo anual considerable.
Usar estos sensores sin tener diabetes y sin los conocimientos médicos adecuados puede ser contraproducente. En lugar de beneficios, podríamos crear una obsesión no saludable con la glucosa en sangre, generando ansiedad y enfocándonos en soluciones rápidas en lugar de hábitos comprobados como el ejercicio físico.
Es más, la demanda creciente podría aumentar los precios, haciendo que estos dispositivos esenciales sean menos accesibles para quienes realmente los necesitan. Recordemos el caso del ozempic como un ejemplo de cómo un producto se puede volver inaccesible debido a su popularización fuera de su propósito médico original.
Así que, si no tienes diabetes, antes de considerar el uso de un MCG, piénsalo dos veces. Hay otras maneras de cuidar de tu salud que no requieren de una inversión tan grande y que no perjudican el acceso de quienes realmente dependen de estos dispositivos.
Cuidémonos y respetemos las herramientas médicas por lo que son: aliados en la salud de quienes los necesitan por razones médicas.
Un abrazo.