Cuando hablamos de avances en inteligencia artificial (IA) aplicados a la diabetes, no podemos dejar de mencionar el trabajo de Peter G. Jacobs, un visionario que está transformando la manera en que gestionamos esta condición. Durante el reciente IFAC Workshop on Engineering Diabetes Technology, Jacobs compartió su visión sobre el presente y futuro de la IA en la diabetes, y dejó claro un punto esencial: la confianza del paciente en la tecnología es clave para su éxito.
Jacobs, desde su laboratorio AIMS (Artificial Intelligence for Medical Systems), ha liderado investigaciones que han demostrado mejoras significativas en el tiempo en rango de los pacientes que usan algoritmos avanzados para la gestión de insulina. Un ejemplo es su proyecto KNN-DS, un sistema de soporte a la decisión clínica que ha permitido a los pacientes incrementar hasta en un 6,3% el tiempo en rango, algo que para nosotros, que lidiamos con subidas y bajadas constantes, es un verdadero logro.
Lo más interesante es su enfoque humano y ético sobre la tecnología. Para Jacobs, el reto no es solo técnico, sino también humano. Él insiste en que las personas deben confiar en los algoritmos para utilizarlos correctamente. Y esto me hace reflexionar, porque cuando empecé con la bomba de insulina, al principio dudaba de cómo funcionaría. Sin embargo, con el tiempo, la confianza y los buenos resultados me hicieron creer en el sistema. Imagino que lo mismo puede ocurrir con estos nuevos avances en IA.
Otro aspecto que me llamó mucho la atención es el uso de gemelos digitales. Según Jacobs, estos modelos virtuales permiten replicar de manera precisa el comportamiento de una persona con diabetes, lo cual facilita ajustar los tratamientos de manera totalmente personalizada. Esto suena increíble, ya que cada uno de nosotros es un mundo, y tener una tecnología que entienda cómo reaccionamos en cada momento sería un antes y un después.
Jacobs también habló de un tema delicado: la privacidad de los datos. En su intervención, advirtió que muchos profesionales de salud están utilizando herramientas de IA sin considerar los riesgos para la privacidad. Esto es algo que deberíamos exigir: transparencia y protocolos claros para proteger nuestra información médica.
Y no podía faltar el tema de los sesgos en la IA. Según Jacobs, un algoritmo es tan justo como los datos con los que se entrena. Para combatir esto, en su laboratorio han creado un programa de formación para que las nuevas generaciones aprendan a identificar y mitigar estos sesgos.
💡 El futuro se ve prometedor, pero solo será posible si confiamos y nos adaptamos a estas nuevas tecnologías.
Me encantaría saber qué pensáis vosotros:
¿confiaríais en un algoritmo para ayudar en el control de vuestra diabetes?
¿Os gustaría probar un sistema predictivo y personalizado?
¡Os leo en los comentarios! 💬💙