Un estudio muestra que ser más estricto en el diagnóstico de la diabetes gestacional ahorraría más de 30 millones al año.

El estudio ha sido llevado a cabo por un grupo de endocrinólogos del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid y de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), publicado en 'Diabetes Care'.

La investigación ha seguido los nuevos criterios de la International Association of Diabetes and Pregnancy Study Groups (IADPSG) por los que sólo son necesarios un valor positivo de una única sobrecarga oral de glucosa entre las 24 y 28 semanas de embarazo en los siguientes niveles: 92 mg/dl en ayunas, 180 mg/dl a la hora y 153 mg/dl a las dos horas de la sobrecarga oral de glucosa.

"La utilización de los nuevos criterios de la IADPSG si bien incrementa la prevalencia de diabetes gestacional del 10,6 por ciento al 35,5 por ciento, casi tres veces y media más, se obtiene una mejoría sustancial en todas las variables estudiadas, reduciendo la hipertensión inducida por la gestación en la madre, la prematuridad, las tasas de cesáreas y partos instrumentales, la necesidad de ingreso en cuidados intensivos neonatológicos, la macrosomía fetal y recién nacidos de bajo peso, siendo los recién nacidos con mayor vitalidad", ha explicado el autor principal del trabajo, Alfonso L. Calle-Pascual.

Asimismo, prosigue, la implantación de estos criterios supone un ahorro sustancial en el coste sanitario utilizando las mismas herramientas de evaluación usadas por los gestores sanitarios, los Grupos Relacionados con el Diagnóstico (GRDs).

"Se reduce el coste en unos 15.000 euros por cada 100 mujeres cribadas, lo que significa más de 300.000 euros de ahorro en un año en nuestra área. De esta forma, extrapolando los resultados a la Comunidad de Madrid, se conseguiría un ahorro aproximado de más de tres millones de euros anuales y si se aplicara en toda España supondría un ahorro de más de 30 millones de euros", ha apostillado.

En este sentido, la también autora del trabajo, Alejandra Durán, ha informado de que, para obtener estos datos, se analizaron a 1.750 embarazadas diagnosticas de diabetes gestacional según los criterios clásicos, entre abril de 2011 y marzo de 2012, y 1.526 embarazadas diagnosticadas según los nuevos criterios de la IADPSG, entre abril de 2012 y marzo de 2013.

Así, los expertos comprobaron que el segundo grupo tuvo una disminución de los efectos adversos de la hiperglucemia, tanto en la madre como en el recién nacido, y que, además, los tratamientos fueron más coste-efectivos. Del mismo modo, y respecto a la carga que supondría para los servicios de Endocrinología y Nutrición el aumento de la prevalencia de la diabetes gestacional, han asegurado que el nuevo escenario podría ser soportado empleando nuevas formas de atención a este proceso.

"Por ejemplo, la enfermera educadora, las sesiones grupales con 8-10 pacientes de forma simultánea para instruirlas en las modificaciones dietéticas necesarias, determinación de la glucemia capilar y los objetivos del control, la vista telemática y otras formas de consulta como alternativa a la clásica presencial cara a cara, puede significar una oportunidad en este proceso", han apostillado.

MEJOR SALUD DE LA MADRE Y DEL RECIÉN NACIDO

Por otra parte, junto al aumento de la prevalencia de la diabetes gestacional, el uso de los nuevos criterios de diagnóstico de la diabetes gestacional supone, según el estudio realizado, la disminución de un 24 por ciento de la tasa de cesáreas y la reducción de hipertensión arterial un 14 por ciento más en comparación con los criterios clásicos de diagnóstico.

"Esto es algo fundamental, teniendo en cuenta que la hipertensión en el embarazo conduce a preeclapsia y eclampsia que es una situación grave con importante aumento de peso, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y convulsiones, y que supone un motivo importante de emergencia obstétrica severa", ha analizado Durán.

Respecto al recién nacido, prosigue, hay una reducción de la prematuridad del recién nacido en un 11 por ciento, una reducción del 20 por ciento de la tasa de neonatos macrosómicos o grandes para la edad gestacional y una disminución del 24,5 por ciento de los ingresos en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal, sin que ello suponga un aumento de recién nacidos de bajo peso, ya que éstos también disminuyeron un 6,5 por ciento.

"Estos resultados son de vital importancia, dado que a mayor prematuridad hay una mayor morbimortalidad por inmaduración pulmonar y que la patología respiratoria es la primera causa de morbimortalidad en recién nacidos, aunque también presentan patología cardiovascular, neurológica, inmunológica con mayor riesgo de infecciones, etcétera", ha apostillado.

En cuanto a la macrosomía, ésta se asocia, según ha explicado Calle-Pascual, a un mayor número de cesáreas, así como de hemorragias y complicaciones en el parto, mientras que en el feto se relaciona a una mayor mortalidad y a traumatismos, el más frecuente la distocia de hombro, y mayores complicaciones metabólicas, como la hipoglucemia o la hipocalcemia.

"Además, a largo plazo la disminución tanto de recién nacidos macrosómicos como de bajo peso puede significar en el futuro una reducción de aparición de diabetes tipo II y obesidad en edad adulta y de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo II postnatal en la madre", ha recalcado Durán.

Finalmente, el 80 por ciento de mujeres embarazadas estudiadas de ambos grupos alcanzó los objetivos de control mediante modificaciones dietéticas y en el estilo de vida, si bien en el 20 por ciento de las que necesitaron tratamiento existió diferencias en el tipo de insulina.

"Mientras que las pacientes diagnosticadas con los criterios clásicos necesitaron insulina en bolos, las mujeres diagnosticadas por los nuevos criterios requirieron mayor tratamiento con insulina basal y con basal/bolus para alcanzar objetivos", ha zanjado Calle-Pascual.